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Desacreditar para conservar el statu quo

  • Foto del escritor: Ana María Atria Rosselot
    Ana María Atria Rosselot
  • 22 jun 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 17 sept 2024


Tal vez una de las mejores maneras de desprestigiar un acontecimiento o cualquier hecho relevante sea darle un trato frívolo y jocoso, convirtiéndolo en terreno abonado al chiste fácil y al desprestigio, no sólo del mensaje, sino también del mensajero. Introducir de forma premeditada una dosis de desinformación que rápidamente es difundida por medios de comunicación, con frecuencia poco personalizados y aceptada soin crítica ni criterio alguno tanto por el medio como, con frecuencia, por el lector, incrementa todavía más ese desprestigio del que hablamos. Y esto es lo que quieren que ocurra con todas aquellas informaciones que se salen de los cauces marcados por el actual paradigma y esa especie de pensamiento único, que pretenden imponernos en el ámbito del conocimiento. Todo aquello que altere un concepto tranquilo, estable y controlado del mundo en el que vivimos o se intenta silenciar o, si ello es posible, se ridiculiza y se ataca con argumentos con frecuencia dogmáticos, procedentes de un sector del mundo académico, más propios de intransigentes posiciones religiosas que de la aceptación de la diversidad del pensamiento humano.

Pero esto ni es nuevo ni nos sorprende. La universidad tiene su origen en los gremios medievales y surge como una corporación de apoyo al aprendizaje. Era un gremio de maestros y aprendices bajo el manto protector de la Iglesia católica y sus dogmas de fe, que se reservaba el derecho a admitir a sus miembros, que decidía qué conocimiento debía darse a conocer y cuál debía permanecer oculto, que expedía licencias (de ahí el nombre “licenciatura”) para difundir ese conocimiento. Así pues, la universidad surge como un intento de controlar la diversidad y uniformar el conocimiento permitido y proscribir aquel otro considerado peligroso y que pasó a ser conocimiento prohibido.

Quienes hayan leído la Biblia verán que el Nuevo Testamento no ni siquiera un hijo bastardo del Antiguo Testamento, del que pretende ser continuación, sino que simplemente son dos relatos de un dios completamente diferente, por mucho que nos lo vendan como un único corpus de conocimiento. Quien haya intentado ir un poco más allá de los textos históricos sabrá que la tan denostada Astrología fue exactamente lo mismo que la “prestigiosa” Astronomía. Que aquella fue proscrita en 1586 por el Papa Urbano VIII por herética y que Galileo, Kepler o Tycho Brahe fueron importantes y reconocidos astrólogos. Harían bien quienes hoy se burlan de esa disciplina en estudiar un poco de Historia… de la “otra” Historia, de la prohibida y silenciada por la “universidad”.

Y llegados a este punto, posiblemente se pregunten a qué viene todo esto. Permítanme que para responder les invite simplemente a leer el presente número de DogmaCero. Lean por favor a Michael Cremo (del que, por cierto, ahora tenemos acceso en español a su obra “La historia oculta de la especie humana”). Lean a nuestro colaborador Scott Creighton, que en un artículo en exclusiva confirma de forma incontestable que la atribución de la Gran Pirámide al faraón Keops (o Jhufu) se basa en una mentira histórica de dimensiones colosales. Al Dr. Bindernagel y sus esfuerzos por dignificar el descubrimiento de lo que tal vez pueda reresentar una nueva y desconocida especie de simio, el sasquatch, en medio del desprecio de muchos de sus colegas. A Salvador Freixedo, en una entrevista cuyas afirmaciones resultarán simplemente increibles para muchos pero que, puedo asegurarles, se basan en documentos y testimonios absolutamente ciertos. A la Dra. Beatriz Gato-Rivera que en un valiente artículo, que personalmente he releído varias veces, pone los cimientos de una nueva teoría para entender el fenómeno OVNI, su comportamiento y sus consecuencias para la Humanidad. Lean, en fin, la magnifica entrevista que la periodista Concha Palacios, amiga y colaboradora de Andreas Faber-Kaiser, le hizo en 1992 al desaparecido escritor y periodista (un interensantísimo documento histórico) y el arrtículo que con motivo del 20 aniversario de su muerte, recuperamos en homenaje a su memomeria. Leánlos a todos porque ahí encontaran la respuesta a muchas preguntas y, lo que tal vez sea más importante, la inquietud de continuar planteándose otras.

Porque el conocimiento, posiblemente no les haga más felices, pero les hará más libres.

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